Conversamos con la teóloga eco-feminista Nancy Cardoso

Nancy Cardoso, teóloga eco-feminista brasileña, visitó hace pocos días nuestro país para brindar una serie de charlas en Colonia organizadas por el Centro Emmanuel. Sus aportes se plantearon en torno a dos ejes principales, el profeta Oseas y el cuidado de la creación, y el lugar de la lectura popular de la Biblia frente a los fundamentalismos. En ese contexto pudimos encontrarnos con ella en la iglesia Metodista Central para mantener esta conversación que abordó temas como: sexualidad, fe, ecología, fundamentalismos y el vínculo de religión y política.

 

¿Nancy, contanos desde dónde hablás?

La manera tradicional dice que soy pastora metodista, desde hace veinte años en la “Comisión pastoral de la tierra”, que es una comisión de la iglesia católica para los conflictos de la tierra en Brasil, que tiene una postura ecuménica bastante significativa. Esa soy yo, y desde ahí, hablo.

 

¿Como se está viviendo la lucha eco-feminista en el contexto actual de Brasil?

Hoy tenemos una revancha patriarcal, los grupos religiosos conservadores están respondiendo frente a los cambios que propusimos desde los grupos feministas y de la diversidad.

Para mí la “ideología de género” es el nombre que tiene la revancha de estos grupos, que posee una dimensión también de lucha de clases. Los sectores de la educación, la salud, la asistencia social nunca fueron laicos, estos servicios en Brasil siempre estuvieron muy unidos con privilegios de la Iglesia Católica, y ahora de otros grupos evangélicos con poder.

Creo que las teólogas feministas pusimos a los varones frente a su dios patriarcal y les mostramos que ellos amaban a un dios patriarcal, con una relación homoafectiva con Dios. Ellos muy orgullosos de su virilidad estaban en una relación afectiva con un Dios también muy viril. Entonces nosotras desnudamos a un Dios patriarcal. Como decía Marcela Altaus Reid, le levantamos la falda a Dios, y mostramos que el heteropatriarcado está amando a un Dios viril.

Desnudar esta relación homoafectiva los enoja mucho, por eso estos grupos reaccionan muy fuerte, porque muestra una identidad que tienen estos grupos religiosos. En el espíritu de lo denunciado por Marx dice: “los burgueses dicen que horror quieren terminar con la familia patriarcal y la propiedad privada”, y esto fue lo que asustó a estos señores, al ejército, a las iglesias y a los dueños de la tierra.

 

¿La primera línea de teólogos de la liberación no pudo incorporar este análisis de la diversidad y el género?

Los teólogos de la liberación pensaron que los pobres no tenían sexo y dejaron afuera esta dimensión. Pero tampoco podemos caer en una teología de las identidades y sin clase social, sino no podremos crear las solidaridades necesarias entre etnias, sexo y clases.

Yo soy una teóloga de la liberación eco-feminista. Yo pienso que el queer es la respuesta más bonita que ha podido desarmar lo femenino y lo masculino desde otro lugar. Pero yo no logro sentirme autorizada con lo queer, pero camino junto.

Nunca el cristianismo fue tan nativo como ahora en Brasil, siempre fue impuesto; tanto el catolicismo con el colonialismo y el protestantismo con su hiper racionalidad. Ahora, pese a lo que pese, el cristianismo tiene la posibilidad de ser más encarnado o más nativo. Lo confesional dejó de ser importante, ahora lo significativo pasó a ser lo comunitario, y lo barrial lo más importante.

En Brasil tenemos una alma mágica y el fenómeno religioso está muy cambiante, muchas iglesias evangélicas han incorporado elementos de las religiones afro con lo ritual corporal y los objetos que poseen espíritus. Ahora tenemos apropiación indebida de elementos de las religiones africanas.  Mientras que para los protestantes lo central es la palabra y no los objetos.

 

¿Como dialoga la tradición religiosa con el cuerpo, lo corporal y lo afectivo?

Las feministas ponemos esta dimensión del cuerpo y la sexualidad para vivir la espiritualidad. Las iglesias pentecostales son una respuesta a las necesidades corporales pero sin perder el control patriarcal, el culto neopentecostal es un “extractivismo erótico”. Con un control del cuerpo, una música y una manipulación de las emociones. Se da lugar para la expresión de lo corporal pero controlada dentro del paradigma de “Dios, patria y familia”. Las iglesias conservadoras están haciendo una minería de lo erótico, sacando lo erótico para moralizarlo.

Estas iglesias están diciendo que la culpa es de las feministas y los gays, por eso hacemos cultos de las señoritas y los señores. Dicen que tenemos que ser femeninas y no feministas. Esta es su respuesta ante la denuncia de las relaciones homoeróticas del patriarcado.

 

¿Cual será el futuro de las iglesias protestantes en el diálogo con el feminismo y los movimientos LGTB?

No se puede adivinar cómo vamos a salir de esta situación, porque las iglesias y las sociedades estamos con muchas contradicciones. Entonces hay nuevas iglesias de inclusión sexual, pero algunas siguen una espiritualidad tradicional. Dios sigue siendo patriarcal y son iglesias de inclusión gay/ lesbiana, pero sin mover lo patriarcal jamás.

Y es importante que haya pastoras y obispas. Pero queremos otras maneras de ser iglesia, de ser comunidad. No vino nuevo en odres viejos.

 

¿Que te aportó lo Metodista?

Yo reconozco que la iglesia Metodista me enseñó a hablar, a leer, a interpretar con la Biblia en la mano, desde los grupos de niños y en mi juventud. Y creo que las iglesias protestantes tienen como fuerte la formación de liderazgo, estoy muy agradecida con que la iglesia Metodista me hizo feminista, aunque mi iglesia en Brasil no me quiera reconocer.

Y hay dos puntos que son cruciales en mi espiritualidad que puedo responder desde lo metodista: uno, es la desigualdad social que sigue siendo un escándalo en este sistema de producción capitalista.

Y mi interrogante número dos es sobre la naturaleza y sobre todos los sistemas de vida, la explotación extensiva e intensiva, la reducción de la naturaleza como materia prima. Y esto se ha vuelto un sistema de explotación aceptado por los cristianos. De  manera que aquí se juega una experiencia del Espíritu, y el Espíritu está actualizando día a día la fe.

 

¿Que te aportó la pastoral de la tierra?

Tengo experiencias de comunidades que entregan su vida por amor a un río, para defender un bosque, y para ellos es su experiencia de Dios. Esto abrió para mí un mundo donde Dios también habla conmigo en la naturaleza. Yo también estoy haciendo mi proceso de reforma, como la iglesia reformada, que siempre debe estar en reforma. Por esto puedo pensar en una lectura agroecológica del profeta Oseas, porque estoy haciendo un proceso de reforma desde el eco-feminismo.

 

 

Nicolas Iglesias Schneider

 

El futuro de la religión y del cristianismo

Miguel Pastorino, 2015. Aleteia

Una confusión cada vez más extendida

 

Las recientes investigaciones sobre la práctica religiosa en el mundo, que lleva adelante Pew Research Center, revelan que la tendencia de mayor crecimiento en el mundo son los que "no pertenecen a ninguna religión" o "no afiliados". Lamentablemente se confunde el análisis cada vez que se interpreta esta categoría como "ateos " o "agnósticos", cuando en realidad los que aumentan son los creyentes sin pertenencia institucional a una religión o iglesia particular. 

Lo que crece en el mundo son personas que no se sienten parte de ninguna religión, pero tienen profundas búsquedas espirituales y creencias religiosas, en su mayoría vehiculadas a través de la ideología del New Age. Aunque no sepan qué es esta nebulosa místico-esotérica  de la que hay incontables estudios, viven sumergidos en ella como algo natural y cotidiano. Desde hace más de veinte años muchos sociólogos de la religión advertían, que la avanzada secularización de algunos países suponía un abandono de las prácticas religiosas tradicionales, especialmente el catolicismo, pero no necesariamente un abandono de lo religioso. 

Erróneamente se interpreta el descenso de práctica y compromiso con iglesias y religiones tradicionales, con un menor interés por lo religioso. Lo que sucede es exactamente lo contrario. La experiencia religiosa ha mutado notablemente y en esta metamorfosis de lo sagrado, nos encontramos con personas peregrinas que eligen en forma personal y subjetiva cómo vivir su vida espiritual, sin necesidad de mediaciones institucionales. Bastaría con observar el lugar que ocupan en las librerías los volúmenes de autoayuda, esoterismo, gnosticismo, gurúes, chamanes, espiritismo, espiritualidad oriental y autores cercanos al New Age y la religiosidad a la carta, para darse cuenta. 

Habrá que repetirlo una y otra vez: no identificarse con una iglesia o religión no significa no ser religioso. Abandonar una iglesia o religión no es idéntico a dejar de creer en Dios o en realidades sobrenaturales. 

Los ateos y agnósticos normalmente confiesan lo que son y no usan vagamente la expresión: "no tengo religión". Dicen sin problema: "soy ateo" o "soy agnóstico", "no creo en nada" y cosas por el estilo. 

 

Lo que más crece: creyentes sin religión

 

Según los resultados del año 2010 de Research Center´s Religion and Public Life Project, los "creyentes sin religión" eran en Europa un 18%, en Asia, 21%, y en América Latina un 8%. Siendo esta categoría la que más crece en el mundo y parece transformarse en tendencia dominante para el futuro. 

En el mundo los cristianos son el 31,4 %, los musulmanes el 23,2%, y los creyentes sin religión ascienden al 16,4 %. Estudios recientes en Estados Unidos, revelaron que los católicos en el 2007 representaban el 23,9 % de la población adulta y en el 2014 bajaron a 20,8 %. Al mismo tiempo los que "no se identifican con ninguna religión" pasaron del 16,1 % en el 2007 a un 22,8 % en 2014. Esta categoría es el grupo más numeroso dentro de los norteamericanos. 

La única excepción son los evangélicos pentecostales, que por su religiosidad más acorde a la sensibilidad postmoderna, descienden menos en Estados Unidos y crecen mucho más en América Latina. 

 

¿Qué es lo que ha sucedido con la religión?

 

Especialmente en los países occidentales y de manera particular en los más secularizados, las iglesias históricas se han amalgamado con la modernidad, volviendo su discurso más ético y social, abandonando expresiones y temáticas que remitan a lo sobrenatural o a la experiencia mística, dejando un evidente vacío espiritual. Muchos creyentes sienten que "les falta algo", cuando las iglesias históricas reducen la vida religiosa a prácticas sacramentales y a discursos racionales vaciados de misterio.  La nueva religiosidad en cambio, a su modo y en forma reductiva, ofrece vivencias subjetivas y experiencias sensibles para un neopagano sediento de mística y misterio. Los que se van de las Iglesias, no necesariamente se van al ateísmo, sino a una indiferente, intimista y vaga religiosidad neopagana.

En la crisis de la modernidad las instituciones y tradiciones se han vuelto sospechosas y se buscan "vías alternativas" en todos los campos, ya sea la medicina, la política o la religión. 

Por otra parte, la mentalidad consumista ha colonizado espacios de la vida que no dependen del intercambio comercial. Se ha infiltrado en las relaciones familiares, en la política, en la religión, en la educación y en el tiempo libre. Y como bien expresa el filósofo Gilles Lipovetsky: 

 

El hiperconsumidor ya no está solo deseoso de bienestar material: aparece como demandante exponencial de confort psíquico, de armonía interior y plenitud subjetiva y de ello dan fe el florecimiento de las técnicas derivadas del Desarrollo Personal y el éxito de las doctrinas orientales, las nuevas espiritualidades, las guías de la felicidad y la sabiduría. El materialismo de la primera sociedad de consumo ha pasado de moda: actualmente asistimos a la expansión del mercado del alma y su transformación, del equilibrio y la autoestima, mientras proliferan las farmacopeas de la felicidad. En una época en que el sufrimiento carece totalmente de sentido, en que se han agotado los grandes sistemas referenciales de la historia y la tradición, la cuestión de la felicidad interior vuelve a estar "sobre el tapete", convirtiéndose en un segmento comercial, en un objeto de marketing que el hiperconsumidor quiere tener a mano, sin esfuerzo, enseguida y por todos los medios. (La felicidad paradójica, 2006).

 

En una sociedad dominada por la mentalidad consumista, crece la religión "a la carta" y cada uno arma su propio menú espiritual, tomando de cada tradición religiosa, de la psicología y de las pseudociencias si es necesario, lo que mejor le venga a su necesidad de gratificación subjetiva. Se conforma de este modo una yuxtaposición de creencias, una múltiple pertenencia a diversos credos y prácticas religiosas, donde el sincretismo no es mala palabra, sino signo de apertura mental y libertad. 

 

La religiosidad dominante

 

La idea de Dios sufre grandes transformaciones. La concepción dominante es la sembrada por las corrientes vinculadas al New Age y el gnosticismo moderno. No hay Dios, sino una divinidad impersonal, una fuerza cósmica, vaga y difusa, a veces confundida con el mismo universo.. Una divinidad inmanente, de la que somos parte (emanacionismo).

La religiosidad postmoderna privilegia la experiencia antes que la doctrina, los itinerarios personales antes que las grandes tradiciones, las vivencias espirituales antes que los contenidos doctrinales. Y el creyente de hoy es un buscador, un peregrino que quiere decidir cómo, cuándo y a quién creer.  La religiosidad actual se ha convertido en una religiosidad sin Dios, pero se manifiesta emocionalmente potente y tiene una amplísima difusión. 

El peso del testimonio emocional, la vivencia y la interioridad en los movimientos neopentecostales y en las espiritualidades neoesotéricas de la Nueva Era, muestran los nuevos rumbos de la religión y presentan un gran desafío a las religiones clásicas y a las iglesias históricas.  Se rechaza la experiencia reglamentada sobre todo mediante ritos externos. La interioridad es el lugar donde lo sagrado es encontrado y actualizado. Sin experiencia íntima, personal y emocional no hay experiencia de lo sagrado. De aquí la tendencia a buscar en la psicología un mediador cualificado para la profundización e incluso para las terapias de mediación corporal y emocional. Se busca un mundo de unidad interior, de certeza y de misterio descifrado. La emoción abraza sus dos polos: la fuerte exteriorización y la concentración interior. 

La “emoción” ocupa un lugar no sólo importante, sino excepcional en la vida de muchos de nuestros contemporáneos, los cuales dedican muchas energías a una afanosa búsqueda –en algunos casos enfermiza- de novedades y experiencias fuertes, dando lugar a lo que se ha llamado “sociedad de la vivencia”. 

 

Solo vale lo que se experimenta

 

Si no hay un acercamiento emocional a la religión, esta es considerada inútil. La autoridad espiritual no viene de las convicciones o la investidura, sino de la experiencia vivida. Sin una percepción sentimental de lo sagrado, éste no existe o no se le concede credibilidad. Los que nos dedicamos a la apologética, normalmente convencemos a los ya convencidos. Pero las razones, silogismos y cuestionamientos doctrinales, nada le afectan a quién vive la religión con otros códigos. El nuevo lenguaje de la religiosidad postmoderna no es la especulación doctrinal, sino la vivencia interior, personal e irrepetible. El nuevo homo religiosus está más atento a la experiencia que siente, en cómo se siente e imagina, que en el modo en que se piensa o justifica racionalmente.

La fragmentación postmoderna nos trae un tipo de religiosidad sin identidad institucional, donde conviven las doctrinas más dispares entre sí, con los ojos puestos en la eficacia. Se busca afanosamente la armonía interior y una gratificación instantánea e inmediata, facilitando el desarrollo del pensamiento mágico y el sincretismo constante. 

En este contexto, la experiencia religiosa no aspira a ser un elemento configurador de la existencia, sino a "salvar el momento", siendo así una experiencia más de conocimiento interno (gnosis), que nos prepara para la próxima novedad. 

 

Orientalismo, psicología y esoterismo

 

Las religiones orientales, especialmente el hinduísmo y el budismo, al igual que las tradiciones esotéricas y gnósticas, son más atractivas por su escasa estructuración y su énfasis en la interioridad y el misterio. Sus doctrinas parecen más flexibles, porque están teñidas de aspectos místicos y de profundización interior. Son más  respetuosas del misterio inefable, y favorecen la dimensión experiencial. Son ajenas a la burocratización y la juridificación tan fuertes en las Iglesias cristianas deudoras de la herencia grecorromana.

Por estas razones, el interés por la sabiduría oriental ha dado lugar a un consumo de doctrinas hinduístas y budistas a medias, en envase occidental, en clave de autoayuda y superación psicológica. Se las presenta como caminos para el bienestar personal, como si sus contenidos religiosos no fueran religión, sino ciencias alternativas, en un lenguaje pseudocientífico y pseudomístico. 

 

Cristianofobia

 

Si la propuesta espiritual no es cristiana es recibida con mayor ingenuidad y simpatía, hasta en los medios de comunicación. En este contexto nos encontramos con un fuerte deseo de recuperar lo pagano precristiano.

En este clima alérgico al cristianismo surge un neognosticismo y un abanico de tendencias mágicas de diversa índole. Religiones precristianas, pseudociencias, esoterismo y tendencias herméticas van configurando una imagen eclipsada de Dios: “¡espiritualidad sí, pero no queremos ni Dios ni religiones!” 

Están a la orden del día, como si fueran verdades eternas y comprobadas, las cartas astrales, la numerología, la quiromancia, el tarot, la teosofía y el espiritismo. El relativismo cultural ha logrado que en los medios de comunicación parezca más respetable y sabio un astrólogo que un teólogo, un curandero que un médico, un vidente que un filósofo, un chamán que un psiquiatra.  

 

La respuesta cristiana en un cambio epocal

 

El cristianismo se amalgamó demasiado a los esquemas modernos y en plena crisis de la modernidad, necesita recuperar su centro y su mística. La insistencia en los aspectos morales, litúrgicos y doctrinales, que hablan al ya convencido, no contagian la alegría de la fe y del encuentro con Jesucristo a los que se han alejado por la sequedad que han vivido en las instituciones a las que pertenecían. No es que haya que abandonar la doctrina o la moral, pero se ha olvidado que los primeros escalones para que alguien viva una vida cristiana, no son la moral ni la doctrina, sino la conversión del corazón. El convertido naturalmente ama a Cristo y a la Iglesia sin dificultades y vive la moral católica sin ningún obstáculo, porque la fe ha tomado toda su vida. 

El principal desafío que tienen las iglesias históricas consiste en recuperar su centro, su mística, y hacerla accesible a todos. Si los miembros de una iglesia no hablan con frescura de su relación con Dios, con experiencia real y pasión de su fe, no serán escuchados. Las masas sedientas de guías espirituales buscan que alguien les transparente algo del Misterio de Dios y no palabras vacías. 

Los cristianos necesitan recuperar el kerygma, el primer anuncio apasionado y testimonial de la fe, que incluye la propia experiencia vivencial para poder transmitirla. Se requiere de una pasión por Jesucristo y por el evangelio que transmita una experiencia digna de ser compartida con otros (Ratzinger, 1990). 

 

Menos burocracia y más evangelización

 

Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han insistido en la necesidad de simplificar estructuras burocráticas de la Iglesia y optar preferencialmente por la evangelización directa. Sin embargo, persiste la cómoda ilusión de que remodelando una estructura burocrática de la pastoral y mejorando un organigrama se renueva la Iglesia. Se olvida que la Iglesia real son las personas, los fieles, que necesitan una renovación espiritual en sus vidas, que solo les viene dada por el encuentro con Jesucristo vivo. Cuando no lo encuentran en su iglesia, lo irán a buscar a otro lado. Pero cuando las iglesias son espacios donde la fe, el amor y la esperanza se revitalizan, entonces el testimonio es impactante y atrae a otros a la comunidad. 

Esta renovación puede verse en algunos movimientos eclesiales o en contextos sociales donde el catolicismo es una minoría perseguida. También se observa en las iglesias protestantes que se han simplificado y pentecostalizado, que crecen sin detenerse. En cambio, las iglesias que siguen poniendo el énfasis en organigramas y planes pastorales abstractos, se vacían de fieles año tras año, anclados a viejos esquemas que responden al modelo de cristiandad. 

En un tiempo donde el impacto religioso de cualquier propuesta pastoral, depende de la capacidad de hacer accesible una experiencia que renueve la vida de las personas, se necesita volcar todas las fuerzas y estructuras existentes a la transmisión de la fe y no a la pervivencia de estructuras caducas y meramente organizativas que no priorizan la evangelización. 

 

Benedicto XVI: no dar por supuesto la fe. 

 

Durante su pontificado, Benedicto XVI insistió en que la crisis más grande que afectaba a la Iglesia, era una crisis de fe. En el año 2010, en Portugal, Benedicto XVI expresó con gran claridad: 

 

A menudo nos preocupamos afanosamente por las consecuencias sociales, culturales y políticas de la fe, dando por descontado que esta fe exista, lo que por desgracia es cada vez menos realista. Se ha puesto una confianza excesiva en las estructuras y en los programas eclesiales, en la distribución de poderes y funciones; pero ¿qué sucederá si la sal se vuelve sosa? Para que esto no suceda, es necesario anunciar de nuevo con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, fundamento y apoyo de nuestra fe, palanca poderosa de nuestras certezas, viento impetuoso que barre todo miedo e indecisión, toda duda y cálculo humano.

 

 

 

La verdad os hara libres

Les compartimos una carta pastoral que esperamos puedan leer y compartir con sus contactos:

 

Carta abierta

 

La verdad os hará libres

 

Estas palabras de Jesús vuelven a resonar con enorme fuerza y vigencia ante la revelación de las declaraciones de José Nino Gavazzo y Jorge Silveira hechas ante el

Tribunal de Honor convocado en virtud del fallo judicial respecto a la comisión de 28 delitos especialmente agravados.

 

Tras dichas declaraciones ya no se puede seguir negando, acallando y encubriendo, desde la orgánica militar, la tortura, muerte, desaparición y el terrorismo de estado que tuvo lugar durante la dictadura. El ocultamiento sistemático de la verdad y el silencio cómplice con respecto a los atroces delitos cometidos no solo ensombrece al ejército nacional e imposibilita su más plena inserción en la vida democrática, sino que, además,

afecta a toda la sociedad uruguaya impidiéndole alcanzar una paz y una reconciliación auténticas.

 

Ya es tiempo sobrado de que el gobierno asuma con mayor empeño la búsqueda de la verdad y la superación de la impunidad que el silencio y la mentira perpetúan. Han sido lógicas las recientes decisiones adoptadas por el poder ejecutivo con respecto a los involucrados en el Tribunal de Honor del Ejército y en la homologación de sus fallos, pero seguramente no sean suficientes. En tal sentido, es muy preocupante el manejo tardío, desprolijo y contradictorio que se ha hecho de este asunto.

 

También es muy preocupante que en ocasión de la presentación de su candidatura a la presidencia el ex comandante en jefe del Ejército, General Manini Ríos, ante el estado público de las declaraciones de Gavazzo y de Silveira no haya realizado la más mínima autocrítica y no haya pedido disculpas por las acusaciones que formuló contra la justicia independiente de nuestro país. Menoscabar a la justicia, tal como lo hizo el General

Manini Ríos, vulnera la concepción democrática y es una rémora cargada de soberbia y autoritarismo.

 

En cambio, alienta la esperanza de que se pueda acceder a la verdad y a la justicia palabras como las recibidas por el periodista Leonardo Haberkorn en twitter, que esperamos hayan sido escritas por quien dice ser su autor: “Ante nada quiero felicitarlo por su investigación [...] Soy Oficial del Ejército en actividad, pero cuando esos actos pasaron yo aún no había nacido. Creo que ya va siendo hora de que se terminen las mentiras, las atrocidades y los horrores. El que sepa algo no puede seguir ocultándolo.

 

Estoy cansado de tener que pagar por cosas en las que no tuve nada que ver, ni mi familia tampoco [...] no todos somos iguales, habemos muchos (me animo a decir que la

mayoría) que no somos representados por nuestros mandos [...]”. Nutre la esperanza también el hecho de que la Fuerza Aérea asumió una actitud completamente distinta a la del Ejército, ya que el Tribunal de Honor que se convocó para juzgar la actuación del aviador retirado Enrique Rivero en el asesinato de Ubagésner Chaves Sosa, sí concluyó que el proceder de Rivero como autor material de un delito especialmente agravado es una “falta gravísima que afecta el honor de la institución militar”. Tratándose así de la primera sentencia firme de un tribunal de honor contra un militar por delitos cometidos en dictadura.

 

Estoy absolutamente convencido de que, en este momento, toda la sociedad uruguaya debe ratificar su compromiso con la verdad y la justicia, sin lo cual no alcanzaremos la paz tan anhelada e imprescindible para profundizar la vida democrática.

 

Por esto, todas las iglesias, en lugar, por ejemplo, de dividir a la sociedad pretendiendo recortar derechos legítimamente alcanzados por las minorías, debemos trabajar por la reconciliación, desde la vocación que se nos legara en el Nuevo Testamento (2 Corintios

5: 17-20), reconociendo que no puede haber reconciliación sin arrepentimiento y un decidido cambio de conciencia. Con gratitud a Dios podemos decir que continuaremos el

trabajo y el testimonio de tantas cristianas y cristianos que, en los tiempos más difíciles de nuestro país, vivieron una vida comprometida con la causa de la justicia, tal como lo

acredita el documental Fe en la Resistencia proyectado recientemente y divulgado por diferentes medios. Para reafirmar este compromiso es preciso que como Iglesia estemos dispuestos a pedir perdón por todas aquellas ocasiones en que en este tema no estuvimos a la altura de lo que Dios esperaba de nosotros individualmente y como pueblo de la fe.

 

También resulta imprescindible que todos los partidos políticos, y sus candidatos y candidatas, expliciten claramente como parte de su campaña su compromiso con la defensa de los derechos humanos y su rechazo a la impunidad, al silencio y la mentira que no deja esclarecer delitos de lesa humanidad que tanto dolor han provocado y siguen provocando.

Sin duda, una buena oportunidad para que como población pongamos de manifiesto nuestro empeño para que la verdad y la justicia no sigan siendo eludidas será la próxima Marcha del Silencio, que esperamos que sea más multitudinaria que nunca y su silencio más atronador que nunca.

 

Sigue vigente y pertinente lo dicho en una declaración oficial de la Iglesia Metodista redactada en lo albores de la recuperación democrática como oportuna reafirmación de

este compromiso que debería ser conciencia y consigna nacional: “Esa sociedad a la que aspiramos, basada en la verdad, la justicia y el amor solidario, debe alcanzar a todos. No podremos acceder a una pacificación auténtica

mientras haya aunque sea uno de los miembros de la comunidad nacional que sufre violencia e injusticia. El dolor en la sociedad no se puede medir cuantitativamente,

porque la vida de cada uno de sus integrantes es preciosa, especialmente la vida de los más débiles. Jesús dice: “No es voluntad de nuestro Padre celestial que se

pierda ninguno de sus hijos” (Mateo 18:14)”1

 

Raúl Sosa

Pastor Metodista

 

1 Declaración de la Iglesia Metodista titulada “Sobre el tema Derechos Humanos, impunidad y pacificación

nacional”, 1986.

Muestra sobre compromiso de la Iglesia Metodista con los Derechos Humanos


 

 

 

Actividades Semanales

Regulares en la

Iglesia Metodista Central:

(click para saber mas)

 

Cultos: Domingos 11hs.

 

Somos todos bienvenidos